La depresión navideña, lo que debes saber
Entre las consecuencias de estos días festivos de final de año, está lo que se denomina la depresión navideña. ¿Qué debemos saber sobre ella?
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La depresión es un trastorno de la salud mental grave y muy común en la actualidad. Frecuentemente tendemos a equipararla erróneamente con una sensación de tristeza temporal, que puede afectarnos a todos en algunos contextos. Por ejemplo, cuando se aproximan las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, empezamos a oír hablar sobre la llamada “depresión navideña”. Si bien muchas personas experimenten sus presuntos síntomas, que involucran un impacto negativo en el estado de ánimo, debemos tener cuidado para no confundirla con una afección mental. Aquí hablaremos un poco más sobre este tema y te enseñaremos a combatir el clásico “bajón” de fin de año.
¿Qué es la depresión navideña?
Para mucha gente, el fin de año trae consigo la necesidad de hacer un balance. Inevitablemente, tendemos a ponernos más reflexivos en esta época, porque pensamos que el fin de un año representa también la conclusión de una jornada, de un ciclo de oportunidades y dificultades que hemos tenido que enfrentar a lo largo de doce meses.
Algunos se enfocan en los logros, desafíos, fracasos y errores cometidos durante el año que está por terminarse. Pero otras personas llevan este movimiento más allá y llegan a plantearse un balance general de su vida hasta ese momento, lo que puede conducir a un dilema existencial.
Estos últimos suelen ser los mayores candidatos a sufrir los síntomas de la “depresión navideña”. ¿Y qué es ello? Precisamente es una expresión utilizada para denominar este estado de nostalgia que nos invade en los fines de años, y que está relacionado con los procesos de cierre de ciclos, en los que tendemos a rememorar y evaluar nuestras conquistas y pérdidas.
De esta forma, aunque no debemos minimizar estas afectaciones, tampoco podemos asociarlas inmediatamente a una depresión. La depresión no es un estado de ánimo, ni se origina por una falta de empeño o esfuerzo. Se trata de una enfermedad mental grave y compleja, que puede llegar a ser crónica o recurrente, necesitando la debida atención médica.
¿Cómo nos afectan los síntomas de la depresión navideña?
La depresión navideña se caracteriza por aquella tristeza que aparece y persiste sin razón aparente, y disminuye nuestra motivación en realizar tareas laborales, sociales, familiares o personales. Por lo general, estaremos más callados, internalizados en nuestras reflexiones, y quizás no tengamos tanto interés en celebrar o compartir tiempo con familiares y amigos.
Para la mayoría de personas, estas emociones negativas serán transitorias, a medida que las esperanzas se renuevan con el inicio de un nuevo ciclo de oportunidades (¡Bienvenido sea el Año Nuevo!). De hecho, podemos percibir que nuestro estado de ánimo suele estar mucho más optimista cuando llegamos al día 31 de diciembre, para recibir el nuevo año, que en los días previos a la Navidad.
No obstante, algunas personas sentirán un impacto negativo más intenso y duradero. En algunos casos, pueden verse incapaces de realizar sus tareas cotidianas, recurrir al aislamiento e inclusive desarrollar síntomas más complejos, tales como:
- Debilidad o cansancio generalizado
- Ansiedad
- Taquicardia
- Irritabilidad
- Alteraciones del sueño
- Malestares estomacales
- Falta de apetito
- Alteraciones de peso repentinas
- Dolores físicos
Siempre que identifiquemos estos síntomas y percibamos que esta situación está modificando nuestro estilo de vida e impactando en nuestro rendimiento, se recomienda buscar ayuda profesional. Porque sí es posible que un estado de desánimo aparentemente inofensivo y temporario, puede conducirnos a una depresión.
Por ello, el mejor consejo es dejar a un lado la vergüenza y el miedo a los estereotipos sociales, y proveernos los merecidos cuidados de nuestra salud mental.
Consejos extras para evitar o minimizar la depresión navideña
Lo primero es evitar el estrés de los preparativos para no vernos sobrecargados. La idea es planificar los detalles clave con anticipación y organizar nuestra agenda para dar cuenta de nuestras tareas antes de la llegada de las fechas clave.
Por otro lado, es importante intentar cambiar nuestro mindset en relación a estas fechas. Difícilmente lograremos no caer en la “tentación” de hacer un balance de fin de año. Pero lo que sí podemos hacer es cambiar nuestra perspectiva sobre estas jornadas, enfocándonos en las metas que alcanzamos y las muchas oportunidades que están por venir.
La vida no se limita a un año, ni a cinco o diez siquiera, es una construcción constante y cada uno tomará su tiempo para concretar cada etapa. Y así como nosotros, nuestros planes y objetivos pueden cambiar, sin que ello suponga un fracaso. No encerrar nuestra mente en parámetros de éxito pre-fabricados es clave para saber reconocer y desfrutar de los logros del día a día.
Lógicamente, ello no es algo que llevaremos a cabo en tan solo unos días previos a la Navidad. Se trata de un proceso de autoconocimiento, aceptación y transformación, que no tiene un tiempo definido para concluirse, ni una fecha específica para iniciarse. Pero, como dicen ¿por qué no empezar a quererse un poco más hoy?
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